
Nuestra Propiedad
Origen
En 1982, en busca de un lugar donde la paz y la belleza de la naturaleza fueran protagonistas, Ernesto y Nanny, una pareja de alemanes aventureros, emprendieron un viaje que los llevaría al corazón del Estado de México. Tras meses recorriendo distintas regiones, encontraron un rincón perfecto: un terreno vasto y lleno de vida, rodeado de verdes colinas y un clima templado que parecía eterno. Allí decidieron construir lo que más tarde llamarían Rancho El Rincón.
Ernesto, apasionado por la arquitectura colonial, diseñó cada detalle del rancho inspirándose en las antiguas haciendas mexicanas que tanto le fascinaban. Mientras tanto, Nanny, una amante de los jardines, dedicó días enteros a plantar árboles, flores y hierbas aromáticas, creando un paraíso lleno de color y fragancias que se convirtieron en el alma del lugar.
El rancho no solo fue su hogar, sino un espacio para recibir amigos, familiares y viajeros de todo el mundo. Bajo su cuidado, se convirtió en un refugio donde el tiempo parecía detenerse: las tardes se disfrutaban en la terraza con un café recién hecho, mientras las noches traían cielos estrellados y conversaciones junto al asador. En el centro de todo, una cancha de pádel se erigía como símbolo de su amor por la vida activa y el entretenimiento en compañía.
Aunque Ernesto y Nanny ya no están físicamente, su espíritu permanece vivo en cada rincón del rancho. Los nuevos visitantes no solo encuentran un lugar para descansar, sino también una historia de amor, dedicación y un profundo respeto por la naturaleza. Hoy, Rancho El Rincón es más que una propiedad; es un legado que invita a todos a disfrutar de la serenidad que solo un paraíso campestre puede ofrecer.




